Mi nombre es María Cunegunda Coy Cana, vivo en el municipio de San Martín Jilotepeque, del departamento de Chimaltenango. Tengo cincuenta y seis años y hace algún tiempo me separé de mi esposo. Con mucho esfuerzo logré salir adelante con mis hijos.
Participo un Banco Comunal en Guatemala y me dedico a la crianza de cerdos. Con las ganancias de mi negocio he podido pagar los estudios de mis hijos. Mi hija Claudia Lorena Lopez Coy me dio la gran alegría y satisfacción de graduarse como Maestra de Educación Primaria. Actualmente trabaja como profesora por las mañanas y en sus tiempos libres me ayuda en los negocios.
Con la ayuda del banco comunal y la formación que me brindan también logré la apertura de otros negocios como son la crianza de pollos, venta de plantillas de café y una tortillería.
María Cunegunda recibe cada año un microcrédito gracias a su participación en un pequeño banco comunal. La Fundación Mainel ya ha apoyado a más de 5.000 niñas y mujeres guatemaltecas desde que comenzó a colaborar en un Programa de becas para estudios y de microcréditos.
Tanto María Cunegunda como sus compañeras reciben también otros beneficios. En los bancos comunales que apoya Mainel en Guatemala junto a la ONG Fundap, las mujeres reciben asesoría para mejorar sus pequeños negocios, formación en valores, formación en primeros auxilios… Y también participan en jornadas de salud donde se efectúan exámenes médicos de dolencias como la diabetes y el cáncer de cérvix o de mama, entre otros.
Aunque lo más importante de pertenecer a un banco comunal es el fuerte vínculo que se crea entre las integrantes de un grupo. Acaban siendo como una pequeña familia, que comparte preocupaciones y alegrías. Y unas a otras se motivan para seguir adelante y terminan siendo un importante pilar de desarrollo en sus pequeñas comunidades rurales. En cuanto el banco comunal está formado y en funcionamiento, las mujeres comienzan a ser capaces de organizarse más allá de la institución y pensar en sus propias necesidades e iniciativas. Algunos de estos bancos tienen incluso fondos de ahorro, cuyo dinero utilizan en casos de necesidad, y fondos comunes para realizar préstamos internos entre ellas.
Mainel colabora en este proyecto desde 2006. Se desarrolla en zonas rurales y empobrecidas de los departamentos de Totonicapán, Quiché, Sololá y Chimaltenango. En primer lugar, se apoya con microcréditos a unas 150 mujeres del medio rural cada año para sacar adelante pequeños negocios y también se conceden becas para unas 50 niñas, que ayudan a las familias a mantener a sus hijas en la escuela hasta los 14 años.
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