El viernes 6 de junio tuvimos una cena-coloquio con José María Yturralde. Un encuentro entre artistas, jóvenes en su mayoría, junto al veterano y experto, sin que, a la vista de la vitalidad y los proyectos en marcha, fuera fácil discernir quién era quién.
A sus 83 años, Yturralde acaba de exponer en la Galería Ruttkowski;68 de París y recientemente ha inaugurado una exposición en el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca. Se ha trasladado a un nuevo estudio en medio de la huerta, lo que le permite trabajar con horizontes amplios.
Fue interesante repasar su trayectoria, que se caracteriza por una constante exploración en la confluencia del arte y la ciencia, valorando la experimentación, la geometría y el color. Yturralde fue un pionero en España al introducir el arte cinético. En 1968 obtuvo una beca del Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid, donde comenzó a trabajar con ordenadores en la creación artística. En 1975, gracias a una beca de investigación, se trasladó al Center for Advanced Visual Studies del MIT en Estados Unidos. Esta etapa fue crucial para su experimentación y su interés por el arte de acción y el arte-naturaleza. Entre sus obras más icónicas están las ‘Estructuras Voladoras’, con las que participó en la 38ª Bienal de Venecia en 1978.
En los años 80, regresó a la pintura con obras de fuerte carácter geométrico, donde los planos cromáticos están definidos con precisión. A partir de 1996, sus contornos se vuelven más difuminados, introduciendo al espectador en superficies pictóricas que evocan el infinito. Su creación más reciente se ha centrado en el estudio del color y su influencia en las emociones, buscando una dimensión más espiritual en su trabajo.
La conversación fluyó serena y frondosa, y nos supo a poco. Quizá haya ocasión de continuarla durante una visita a su exposición en Cuenca.




Crónica del equipo de coordinación de CLAR