Visita de Victoria Braquehais a la sede de Mainel

La directora del Instituto Uzima en Kazenze (R.D. Congo), visitó Mainel el pasado 16 de marzo para contarnos los avances en los proyectos en los que colaboramos.

La Hermana Victoria Braquehais es misionera de la Congregación Pureza de María. Trabaja en la República Democrática del Congo desde 2009 y desde el año 2010 dirige el Instituto Uzima en la localidad de Kanzenze.

Kazenze es un poblado situado en la provincia de Katanga, al sur de la República Democrática del Congo. Allí, la Congregación se ocupa de un Hospital General de Referencia, de la Escuela Primaria de niñas Mikuba, de dos internados (uno para chicas y otro para chicos), y de una escuela secundaria mixta llamada Uzima, cuya dirección corree a cargo de la Hna. Victoria. Además, también se encarga de la gestión de proyectos de cooperación. Sin estos proyectos, sería muy difícil atender a todas las necesidades que imperan en esta zona.

Algunos de sus proyectos e iniciativas cuentan con la colaboración de la Fundación Mainel. En todos estos proyectos hay siempre una contribución de los beneficiarios, para que se conviertan en socios protagonistas y sean verdaderamente proyectos de desarrollo.

Hasta hoy, estos son los proyectos en los que colaboramos:

Construcción de pozos

Kanzenze no cuenta con un buen sistema de abastecimiento de agua. Hay algunas fuentes, de tiempo atrás, y la mayoría de gente va allí a buscar agua, o al río.

La provincia de Katanga es la provincia del país que tiene mayores tasas de analfabetismo, tasas que en nuestra subdivisión de Mutshatsha, zona rural, alcanza hasta un 90% en lo que a las niñas se refiere. Una de las causas es que las niñas se encargan muchas veces de las tareas de la casa, entre las cuales es primordial abastecer de agua al hogar para cocinar, lavar y limpiar. Muchas personas, especialmente las mujeres, padecen problemas de espalda debido a que desde muy jóvenes tienen que transportar grandes distancias con mucho peso (los bidones de agua son normalmente de 20 litros).

La falta de agua desestabiliza el hogar, porque la mujer o algún otro miembro tiene que ausentarse durante largo tiempo para poder conseguir en agua, debido a las esperas y a que los puntos de acceso al agua no son suficientes.

Muchas veces hay que ir a buscar el agua pronto por la mañana o a horas tardías, lo cual representa un peligro para las jóvenes.

Además, la escasez de agua es fuente de muchas enfermedades y disminuye mucho la calidad de vida.

Y muchas otras actividades no se realizan en el poblado con toda la frecuencia que la gente quisiera por falta de agua: fabricación de pan, huerto familiar, fabricación de ladrillos… La falta de agua quita mucho tiempo e impide que se desarrollen otras actividades que pueden fortalecer la economía familiar.

Cabe destacar que el proyecto está aliviando ya a muchos hogares, que ven cómo el acceso fácil y cercano al agua va a mejorar sus vidas. Con el agua, ya están haciendo pequeños huertos familiares, hornos de pan, cría de animales…; para las escuelas y los internados, un punto de acceso seguro al agua está facilitando mucho el curso escolar 2016-2017 (limpieza de las escuelas, aseo de los baños, actividades….). La gente está muy contenta porque eso mejora mucho la calidad de vida.

Mejora de la vivienda de maman Ernestine

Maman Ernestine y Papa Felix tienen 6 hijos: dos niñas -Womba, de 14 años y Mujinga, de 11- y cuatro niños -Kasongo, 7 años; Alain, 6 años; Moïse, 3 años; y Felix, de 1 año.

Maman Ernestine padece una enfermedad ocular desde el 2004. Desprovistos totalmente de medios para poderse tratar, recurrieron a tratamientos tradicionales, y fueron a distintos hospitales. Desde hace dos años están en Kanzenze. La hermana los conció a través del proyecto de pozos, recorriendo la zona con el alcalde el poblado y viendo dónde eran más necesarios los pozos. Después de diversos contactos, pudimos incorporarla a un programa con ayudas privadas y fue operada de la vista en Kolwezi, en una clínica oftalmológica abierta recientemente con la ayuda de la cooperación belga y con médicos locales y expatriados. Esto fue providencial, porque la infección estaba en estado muy avanzado y el médico nos dijo que de no haberla operado, habría fallecido antes de terminar el año. Ha perdido un ojo (le van a poner una prótesis estética) pero ha recuperado vista en el otro, y ya no tiene infecciones ni dolores de cabeza. Ahora los gastos del tratamiento los están asumiendo ellos.

El proyecto de los pozos ha hecho que las niñas puedan ir a la escuela. La mayor está en 3º de Primaria, porque abandonó los estudios cuando su madre perdió la vista, y se dedicaba a las labores de la casa (principalmente ir a buscar el agua). Mujinga está en 1º de Primaria porque nunca había ido al Colegio. Y la familia está ahorrando para enviar en el mes de diciembre a Kasongo y a Alain, y a Moïse para el año que viene (Educación Infantil). Su marido ha conseguido un trabajo de guardián nocturno en el Instituto Uzima (días alternos junto con otro guarda). Por otra parte, tienen una pequeña actividad de cría de cabras (2 cabras, a la espera de reproducirse) y patos (2 parejas de patos). También cultivan en su casa, en un pequeño terreno.

Con todos esos esfuerzos, no pueden permitirse arreglar su casa. Los 8 viven en una sola habitación, de 6m2. Tenían otra anexa, de las mismas medidas, que destrozaron las lluvias. No tiene cocina, ni baños, ni ducha. Con la ayuda de Mainel se mejorará la vivienda para que reúna las características de habitabilidad necesarias para la familia.

Además de estos proyectos, Mainel también colabora en la construcción de una capilla para el Instituto Uzima.