La Fundación Mainel con la ayuda de diversos empresarios de Beniel (Murcia) colabora con las Religiosas Pureza de María en República Democrática del Congo para abastecer con agua a escuelas, barrios y hogares, mejorando así las condiciones de vida de los habitantes de la zona.
Kanzenze es una población de paso en la carretera nacional entre Lubumbashi y Kananga, al sur del país. Uno de los principales problemas de la zona rural es la falta de un sistema de abastecimiento de agua, lo que obliga a los pobladores a recoger diariamente agua directamente del río o de alguna de las pocas fuentes que existen. Como el suministro es insuficiente, la tarea conlleva que las personas encargadas (habitualmente las niñas) se ausenten durante varias horas de sus obligaciones.
Este trabajo lleva otras dificultades asociadas. Una de ellas son los problemas de espalda, debido a que las mujeres tienen que transportar muchísimo peso (los bidones de agua suelen ser de 20 litros) durante largas distancias desde muy jóvenes. Por no mencionar todas las enfermedades relacionadas con la falta de agua y saneamiento. Otra es que a menudo las jóvenes tienen que buscar el agua pronto por la mañana o a horas tardías, lo cual representa un peligro para su seguridad.
Además, la escasez de agua no permite a las familias realizar otras tareas que ayudarían a su economía, como la fabricación de pan, ladrillos o cultivar un huerto familiar.
La implicación de los beneficiarios, pieza fundamental para la sostenibilidad
Una vez que un hogar o un barrio cuentan con un punto de acceso al agua, todos estos problemas terminan. Conscientes del beneficio que conllevará, diversos empresarios de Beniel (Murcia), se han comprometido en la financiación de al menos 12 pozos que cambiarán la vida de muchas personas.
La construcción de los pozos genera asimismo empleo, puesto que el proceso se realiza de manera manual por un equipo del poblado. Una vez el pozo está concluido, los mismos habitantes de la zona aseguran la gestión, el mantenimiento y el funcionamiento de los pozos, dado el interés que tiene para ellos. También se designa un responsable de cada pozo que se encarga de la revisión diaria y de controlar el cloro para evitar enfermedades.
Por cada pozo se invierten 200 euros, mientras que los beneficiarios contribuyen para proteger el pozo con un bordillo de ladrillos, comprar cuerda y cubo.
Uno de estos pozos se construirá cerca de la casa de Maman Ernestine. Es aún joven, pero se quedó ciega en 2004. Vive junto con su marido y sus ocho hijos en una humilde casa de solo una habitación que tiene el techo roto. Su marido cultiva, pero sus ingresos no alcanzan para escolarizar a los niños. Su hija de 11 años le ayuda a transportar el agua, a varios kilómetros, y a hacer la comida.
Junto con Maman Ernestine, las Religiosas de Pureza de María han identificado hasta el momento a 10 comunidades beneficiarias, a falta de una más.
- Instituto Uzima de Educación Secundaria, para que los 560 estudiantes tengan agua en la nueva escuela.
- Internado Uzima de Chicos, para que los chicos internos tengan agua cuando no hay en el pozo que abastece el depósito.
- Casa Director Internado de Chicos, para evitar que en la familia haya largas ausencias a causa del transporte de agua y para permitir un huerto familiar.
- Seminario Menor de Kanzenze, para que los 170 estudiantes tengan agua cuando falta en el pozo principal.
- Dos pozos en Religiosas Pureza de María, que servirán para potenciar un huerto piloto y cría de aves. Para el acceso seguro al agua, se recuperará un antiguo pozo del tiempo de la colonización belga.
- Internado de Chicas, que abastecerá a las 74 chicas cuando falta en el pozo principal.
- Barrio de profesores.
- Dos pozos para las familias de los profesores M.Tshibwidi y M. Munema del Instituto Uzima. No serán privados, si no que ayudarán a todo el barrio al tiempo que favorecerá la estabilidad de los profesores.