Santi Tena, Nacho Ruiz y Silvia Lerín en la exposición del III Premio Nacional de Pintura, año 2000
Este año convocamos la vigesimotercera edición de nuestro Premio Nacional de Pintura para artistas menores de 35 años. Desde su inicio en 1998, muchos han sido los artistas que han marcado el devenir del Premio. Dado que nació como una oportunidad de brindar apoyo para artistas jóvenes, en el difícil momento de consolidar su profesionalización, nos gustaría mirar un poco hacia atrás y contaros qué ha sido de ellos y cómo les va, últimamente.
No siempre es fácil hacerse cargo de un grupo amplio: 22 ganadores, más tantas decenas de artistas seleccionados. Hoy nos ceñimos solamente a algunos de los premiados, donde seguro que reconocéis nombres y exposiciones recientes.
Los primeros años
En 1998 Santi Tena ganó el premio con su obra Así es María. Desde entonces sigue trabajando una figuración con cierto rasgo pop y una iconografía basada en el cine y el cómic. Su última exposición, ‘Apocalipsis’, toma el humor como punto de partida para explicar este mundo en constante transformación.

Exposición Apocalipsis © Fotografía Diputación de Castellón (Facebook)
La premiada en la segunda edición, Silvia Lerín, trabaja su obra a través de texturas, colores y volúmenes. Copper Skin, proyecto expuesto en Galería Cuatro el pasado otoño, introduce un concepto autobiográfico, que se presenta como un diario personal que nos hace “recapacitar sobre los propios inicios”. No obstante, buena parte de sus últimas exposiciones han tenido lugar en Reino Unido.
Otro ganador en los primeros años fue Oliver Johnson, quien lleva mucho tiempo ahondando en la frontera entre lo escultórico y lo pictórico, como muestran sus obras expuestas en el nuevo espacio de la Galería Punto en 2019.

© Fotografía www.olivermjohnson.com
Nico Munuera, murciano asentado en Valencia desde sus comienzos, ganó el Premio en 2002. Con motivo de su monográfica en el IVAM, en Mainel tuvimos un interesante diálogo entre él y el comisario Ricardo Forriols. En la última edición de ARCO pudimos ver sus obras únicas en la galería Moisés Pérez de Albéniz (MPA) y grabados en La Caja Negra.
La consolidación
En estos primeros años, la exposición derivada del Premio se celebraba cada año en una galería valenciana diferente, escogida de entre las más activas nacional e internacionalmente. Así fue en 2005, el año en que Ernesto Casero ganó el Premio. Su reciente exposición en el Centre del Carme de Cultura Contemporània, centrada en el mundo de la biología y nuestra relación con el planeta, fue una auténtica demostración técnica, conceptual y creativa.
Otro premiado de la misma época, David Pellicer, ha trabajado desde siempre con la realidad virtual para crear distintas escenografías en donde el espacio tiene un papel importante. Así lo vemos tanto en su obra premiada Pink-Cyclorama como en su proyecto actual Mirror Rooms.
Eran años de consolidación del Premio, con ganadores como Sergio Luna (2008) con su obra Ver y no ver y Tania Blanco (2009) con Robot Bite. Tania ha conservado muy viva su mirada crítica hacia la realidad sociopolítica, como acaba de mostrar con una intervención pública que plantea un hipotético referéndum en el Reino Unido acerca de la abolición de la monarquía.

© Fotografía www.taniablanco.com
Los años de crisis
Los siguientes años trajeron una dura crisis económica y social, que también afectó gravemente a las artes. No pocos premios similares al de Mainel cesaron un tiempo, o desaparecieron por completo. En ese contexto, en 2010 Javier Palacios recibió el galardón por Registro de una respiración nº 5. Su trabajo más reciente Destroy All Monsters, junto a Folkert de Jong, se expuso en la Galería Luis Adelantado hasta enero pasado. Además, en 2019 se hizo con el 34º premio BMW de Pintura, gracias a su obra Magic Damn.
Carolina Valls, premiada en 2012, trabaja al igual que David Pellicer con el concepto de espacio, pero desde una mirada constructiva y geométrica. Ha participado en diversas ferias recientemente, como Art Paris 2019, a través de Shiras Galería.

© Fotografía Carolina Valls (Facebook)
Los más recientes
El valenciano Keke Vilabelda, premiado en 2016 con Night Flow, a día de hoy sigue experimentando con la mezcla de distintas técnicas analógicas y digitales. Su trabajo reciente ha podido verse muy recientemente en Melbourne, y antes en la galería Set Espai d’Art.
Ana Císcar tuvo un comienzo fulgurante en 2017, ganando el Premio ese año, y seguido de varios otros, como el Premio Mardel Artes Visuales 2019, hasta el muy reciente Salón de Otoño del Ateneo de Valencia.
El mexicano Josean Ochoa medita en sus obras sobre la mirada cinematográfica, creando un conjunto cargado de misterio y belleza. En octubre pasado pudo disfrutarse su exposición individual Mirar el Tiempo en la Galería My Name’s Lolita Art, de Madrid.

© My Name’s Lolita Art (Facebook)
Como decíamos al principio, otros muchos nombres han pasado por el Premio. Os seguiremos contando más de ellos mientras la actual edición sigue su camino. Si estás pensando en presentarte, no lo dudes: pinceles, colores, tela, bastidor… y a trabajar. El plazo de inscripción termina el 27 de mayo.
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