Así fue el III Congreso sobre Derechos Humanos y Justicia Climática

Fotogalería III Congreso Derechos Humanos

Fundación Mainel junto con la Fundación Promoción Social han organizado los días 24 y 25 de octubre de 2019 la III edición del Congreso Internacional sobre Derechos Humanos. Las jornadas se han desarrollado en el Salón de Actos  del Ilustre Colegio de Abogados de Valencia, dedicadas, en esta edición, a la Justicia Climática. El Congreso ha sido financiado por la Generalitat Valenciana.

Se partía de la idea de que el cambio climático es una cuestión política y ética, y no una cuestión estrictamente medioambiental. La justicia climática reconoce que las personas más vulnerables y pobres son las que sufren en mayor medida las repercusiones del cambio climático, pese a que son precisamente las que menor responsabilidad tienen en la crisis.

El Congreso ha reunido a destacados expertos internacionales para analizar la equidad del impacto -a menudo desproporcionado- que la crisis climática tiene para las comunidades del norte y del sur; promoviendo una reflexión sobre las soluciones necesarias para garantizar la justicia social, la igualdad y la erradicación de la pobreza en sus múltiples dimensiones.

La sesión de apertura del congreso fue presidida por la Secretaria Autonómica de Cooperación de la GVA, Belén Cardona y en ella participaron, Vicente Emilio López Castell, Presidente de la Fundación Mainel, Andrea Moril, Diputada 10ª del Ilustre Colegio de Abogados de Valencia, Francisco Javier Palao Gil, Decano de la Facultad de Derecho de la Universitat de València y Macarena Cotelo, Directora de Proyectos de la Fundación Promoción Social.

En su intervención, Emilio López Castell, recordaba que «no podemos olvidar que el deterioro del ambiente y de la sociedad afecta de un modo especial a los más desfavorecidos del planeta […] Nada hay más democrático que la contaminación, que acaba afectando a todos por igual: a sus causantes y a sus víctimas».

Y así mismo, Belén Cardona reconocía que cualquier organización de un evento de estas características supone un esfuerzo ingente, que merece resaltarse especialmente por el tema del que se trata: «hablar de cambio climático es probablemente hablar del problema global más absoluto al que nos hemos enfrentado a lo largo de la historia de la humanidad, y además, sus consecuencias se ceban especialmente en las sociedades más vulnerables». Resaltó que la Generalitat Valenciana, siguiendo los objetivos definidos por la Agenda 2030, quiere poner el foco en las personas para no dejar a nadie atrás, sobre todo a quienes sufren las consecuencias de un crecimiento desaforado y deshumanizado. De hecho, recordaba que se puede hablar de migraciones climáticas y de refugiados climáticos y hay que hacer frente a retos de los que, en mucha parte, hemos sido los causantes. Por ello, esto es un compromiso de todos que no se alcanzará sin una alianza de todas las entidades sociales públicas y privadas.

Ponencias

Cambio climático: estado de la cuestión e implicaciones éticas.

Fidel González Rouco, Profesor de Física de la Tierra, Universidad Complutense de Madrid, abordó en su presentación el tema del estado de la cuestión e implicaciones éticas del cambio climático. Fue presentado por Emilio Chuvieco, Catedrático de Geografía, Universidad de Alcalá.

Planteó un marco científico desde donde movernos éticamente frente el cambio climático. Según él el cambio climático es el reto del presente más claro al que se enfrenta la humanidad.

Se han producido cambios climáticos siempre, pero sus efectos no eran iguales para el hombre de hace 20.000 años que para la humanidad actual. Y además, hay zonas del globo que no están adaptadas para la variabilidad climática. La humanidad siempre ha sido especialmente sensible y vulnerable frente a los cambios del clima.

¿Qué va a pasar en el futuro? ¿Podemos tomar decisiones que impliquen una trayectoria u otra?

Las temperaturas, a lo largo del S.XX han aumentado de forma incontestable. Las temperaturas de los continentes han aumentado más que las de los océanos. Por otro lado, cuando hay un cambio climático se registra también un cambio energético que afecta a otras variables: por ejemplo, más precipitaciones en el norte de Europa y de Estados Unidos y el aporte de agua en el mediterráneo ha disminuido. También aumenta la energía acumulada en los océanos, e indirectamente supone un aumento del nivel del mar.

¿Cómo ha cambiado la composición química de la Tierra a lo largo del S.XX?

El factor fundamental ha sido el aumento de las emisiones de carbono. Siempre hay que acudir a las actividades humanas para explicar los cambios que se están produciendo en el clima del planeta. El proceso es irreversible, y ya no va a ser posible volver a las cifras del siglo XIX.

Si pudiéramos acogernos a los objetivos del acuerdo de París, sería deseable un aumento máximo de un grado o grado y medio, para poder poner las emisiones en el punto deseado en torno al año 2050. Técnicamente se puede conseguir, y habría que empezar a regularlo incluso en cuanto a la legislación ambiental.

Por otro lado, la motivación para frenar el aumento de energía está clara en cuanto a la destrucción del clima y de la biodiversidad: si no se para, afectará al acceso a los alimentos, al agua y, por ende, a los beneficios sociales y económicos. En definitiva, a los derechos humanos.

La ciencia no es una cuestión de creencias, sino de poder entender la evolución del sistema y corregirlo, porque el cambio está en marcha:

«Aprender del pasado nos va a ayudar en el presente y futuro. Depende de la respuesta que hagamos frente al cambio climático, influirá en mayor o menor medida en derechos esenciales como la calidad del medio ambiente, la comida o el agua».

J.Fidel González Rouco

Climate change and social justice: A vision from the South

Madaka Tumbo, Associate Director and Lecturer at the Institute of Resource Assessment (IRA), University of Dar es Salaam (UDSM), Coordinator of the African Climate Change Fellowship Program (ACCFP), Tanzania, ofreció una Visión desde el Sur relacionando el problema del cambio climático con la justicia social. Fue presentada por Ruth Abril, Profesora de Derecho Internacional, Universidad CEU Cardenal Herrera.

Se refirió a la Agenda 2030 y los impactos del cambio climático sobre la agricultura, la salud, el agua, pero también, subrayó que este impacto afecta sobre todo a las mujeres, pero también, a los hombres, a los jóvenes y a las personas con discapacidad.

«Existen grandes desigualdades, por un lado, en la responsabilidad de la emisión de gases que producen un efecto invernadero, por otro, entre quienes son afectados en mayor medida y son más vulnerables».

Madaka Tumbo

 ¿Quién tiene el poder de añadir respuestas políticas?

Si empezamos desde lo más alto, a nivel internacional, por supuesto, la ONU. A nivel continental, la Unión Africana, y a nivel nacional, cada país de África sufre de forma diferente los efectos, dependiendo de su nivel de desarrollo. Por ello, es importante asegurar que las decisiones de nivel global tengan un reflejo positivo hasta en las más pequeñas comunidades afectadas.

Además, no se trata solo de impactos sobre el PIB o sobre el desarrollo económico, sino que el clima cambiará a peor la salud humana. Por ejemplo, la malaria supone un riesgo sobre 90 millones de personas en el África subsahariana que nunca hasta ahora han padecido esta enfermedad. Otro desafío sanitario en los últimos dos o tres años es el dengue, asociado al aumento de la temperatura y a una prolongada estación de lluvias.

Hay situaciones en el continente africano que van desde inundaciones a sequía, debido a una gran variabilidad del clima cambiante sobre las distintas zonas. No solo incide en el agua o enfermedades, sino también en el aumento de plagas que afectan a personas y cultivos.

Por otro lado, en África hay 320 ciudades costeras que están a menos de 10 m. sobre el nivel del mar, lo que en un futuro no lejano puede afectar a su urbanismo, a la pesca o al turismo.

Tras los Acuerdos de París, algunos países han respondido de manera distinta al problema climático. Aunque, por ejemplo, en Tanzania ya se venían adoptando algunas medidas:

  • Programa de adaptación desde 2007
  • Estrategia nacional de cambio climático. 2012
  • Estrategia de género y cambio climático. 2012
  • Programa de agricultura inteligente. 2015
  • Otras actuaciones a nivel nacional, especialmente desde 2017

En resumen, la intervención de Madaka Tumbo quiere resaltar el carácter transversal de los efectos del cambio climático sobre las distintas sociedades, y muy especialmente en el continente africano.

Climate change and economic change. What is needed, what is possible?

Linus Mattauch, Environmental Change Institute and Institute for New Economic Thinking at the Oxford Martin School, School of Geography and the Environment, University of Oxford, Alemania, realizó una ponencia sobre el cambio climático y económico ofreciendo claves sobre qué se necesita y qué es posible. Fue presentado por Jorge Sebastián de la Fundación Mainel.

Achacó el fracaso de una política óptima sobre el clima debido a diferentes “complicaciones”, por ejemplo a nivel internacional, las grandes diferencias entre Norte y Sur.

«Los ciudadanos desconfían de que el hecho de que las autoridades graven el carbón disminuya el cambio climático, recelan de que ésta imposición no perjudique a los más pobres y desconfían que hagan buen uso de lo recaudado»

Linus Mattauch

¿Cuál sería el modo más barato de llegar al objetivo de rebajar la temperatura global?

La mitigación de los efectos del cambio climático puede no ser tan cara. No más cara que cualquier otro programa del estado del bienestar, como los que se aplican en sanidad.

Un primer paso sería el aumento de las energías renovables. Para 2050, la energía utilizada deberá bajar un 30%, lo que, evidentemente, supone también un cambio en los patrones de consumo. También, hay que tender a sacar el carbono de la atmósfera para enterrarlo. Esto es una tecnología especulativa que aún no está bien asimilada socialmente. Y, de otro lado, hay que contemplar las realidades políticas.

Un objetivo estricto de alcanzar como mucho un aumento de 1,5 grados no es posible. Es lo que sería deseable, pero no va a ser posible, y además, la economía no ha calculado el coste entre el aumento de 1,5 y 2 grados, lo que nos vuelve a la pregunta de qué calentamiento sería el óptimo o el alcanzable.

Teniendo en cuenta a los políticos, hay que contemplar opciones factibles, dado que hay:

  • Estados que no están interesados, porque no obtienen ningún beneficio
  • Diferencias sur-norte
  • Diferencias ricos-pobres dentro de un mismo estado
  • Impuestos: al público en general no le gustan los impuestos
  • El lobby político, al que en realidad no le importan los impactos sobre el clima
  • Escepticismo, que se traduce en que no se intenta convencer del problema a la sociedad
  • Los ciudadanos no creen que el precio del carbón vaya a ayudar a reducir las emisiones
  • Por el contrario, sí que perciben como beneficiosas las energías renovables.
  • También, los ciudadanos muestran una gran desconfianza hacia las acciones de los gobiernos
  • Gran Bretaña es el país que más ha reducido las emisiones en base a controlar el precio del carbono.

Por último, resaltar que es necesario abordar la política medioambiental con un pragmatismo utópico, y parafraseando a Oscar Wilde, diría que «la gente sabe el precio de todo pero no conoce el valor de nada».

La política del cambio climático 

El tema de la política del cambio climático,fue abordado en su presentación por el politólogo Manuel Arias Maldonado, Profesor titular de Ciencia Política, Universidad de Málaga, y fue presentado por el periodista Simone Firmani.

Se planteó qué puede hacer la Política para mitigar el cambio climático hoy. Habló del cambio climático y la incertidumbre que ocasiona en la humanidad, además de la corrupción moral que genera. Según él es necesario un criterio de justicia intergeneracional, pero cualquier política climática requiere de una coordinación internacional.

El cambio climático es un fenómeno socio-cultural en el marco del Antropoceno (un marco en el que los sistemas naturales y sociales se han acoplado). No es el primer cambio climático ni el primero de origen humano. Durante el Neolítico hay una hipótesis no refutada de que el hombre ya alteró el equilibrio del planeta. En el momento actual, un papel clave lo juega la incertidumbre; existe, y hace muy difícil prever a 20, 30 o 50 años, y con ello, prever respuestas políticas.

Por otro lado, un artículo de Gardiner (2006) decía que el cambio climático está ligado a una “tormenta moral perfecta”, lo que libera de responsabilidad a la sociedad, incluso frente a generaciones futuras, porque no existen en el presente. Podemos destruir el medio ambiente sin que nadie sea directamente responsable. No hay una causalidad lineal del individuo, sino de la sociedad en conjunto agregadamente, y no se puede afirmar que haya sido un problema causado intencionadamente por la Humanidad.

La digitalización y el populismo configuran sociedades más complejas y conflictivas que las que habían en el siglo pasado en las sociedades democráticas clásicas. A la tradicional vulnerabilidad de estas sociedades democráticas se unen ahora las protestas anti-establishment, que cuestionan la legitimidad de las acciones políticas –lo que podíamos llamar la vetocracia-.

Y de ahí surge un dilema: si las democracias no abordan con eficacia el cambio climático, la legitimidad será cuestionada por el interés general, pero si lo hacen de manera agresiva o coercitiva, su legitimidad será también cuestionada por llevar a cabo cambios muy rápidos que una parte de la sociedad no demanda.

La última década ha supuesto una presencia cotidiana en nuestra existencia diaria de las redes sociales y sus mensajes, y de los medios de comunicación. Con ellos, sus mensajes pueden no ser totalmente ciertos, aunque quedan: “…Es la ola de calor más larga desde el año 34”, lo que quiere decir que en el año 34 ya hubo una igual… pero en el imaginario social se aplica a una alarma climática. Como consecuencia, el cambio climático se ha incorporado al debate democrático, aunque en menor medida en nuestro país.

Por otro lado, la transición ecológica debe ser eficaz, justa, ordenada y debe compensar  a quienes trabajan en los sectores afectados por la transición. Podemos también resaltar algunas estrategias persuasivas:

  • Solo pueden emprenderse políticas cuando el problema se haga presente en toda la sociedad y los políticos le den su respaldo
  • Pero no seguir la tradición eco-catastrofista de los movimientos de los años 60-70: el miedo puede movilizar, pero no es el camino (no ecoautoritarismo)
  • Por otro lado, la excesiva polemización dificulta los consensos.
  • Moralización de nuestra vida privada: las acciones privadas se convierten en vida sistémica, y genera un discurso que culpabiliza al ciudadano por sus pequeñas acciones personales. ¿Es esto eficaz para producir un cambio de valores? Puede ser, pero no vale descargar en el ciudadano las responsabilidades de los gobiernos.

Modelos del discurso climático:

  • Decrecimiento: que apuesta por nuevas formas de austeridad localista (a veces se utiliza la alarma climática para combatir el capitalismo)
  • Ecomodernismo: quiere mantener lo esencial de la sociedad liberal, pero aportando la innovación tecnológica.

«Ni la política climática ni el resto de medidas destinadas a abordar los desafíos del Antropoceno pueden aguardar a que el debate político se resuelva en una dirección o en otra.  De ahí que la política climática deba ser menos ideológica y más tecnocrática, y debe orientarse a una descarbonización eficaz y justa sin por ello modificar sustancialmente los logros de las sociedades liberales. No se ha conocido una sociedad humana que haya reducido su complejidad voluntariamente. La política climática puede aplicarse adoptando medidas técnicas y burocráticas en el marco de las sociedades en que vivimos»

Manuel Arias Maldonado

 El papel de las ONG en la mitigación del cambio climático

El congreso ofreció una mesa sobre el papel de las ONG en la mitigación de los impactos del cambio climático, que contó con la participación de José Luis García, Greenpeace, Cristina Linaje, Cáritas y Héctor de Prado, Amigos de la Tierra. La mesa fue moderada por Sonia Martín de la Fundación Mainel.

Héctor de Prado comenzó la mesa haciendo un repaso por la evolución de los movimientos ecologistas desde los años 60 hasta hoy, y terminó con un vídeo que resume el trabajo de Amigos de la Tierra por la justicia social y ambiental, y que puede verse en este enlace.

Cristina Linaje expuso el trabajo de Cáritas en el ámbito de la justicia climática, que se vio impulsado y reforzado con la publicación de la encíclica Laudato si’ del Papa Francisco en 2015.

Por último, José Luis García mostró el trabajo de Greenpeace a nivel global, en el que destaca la incidencia política que realizan para la defensa del espacio democrático y la capacidad de decidir de la ciudadanía en las cuestiones medioambientales.

The impact of Climate Change on Human Health

Macarena Cotelo, Directora de Proyectos de la Fundación Promoción Social presentó al siguiente experto, Paul Wilkinson, de The London School of Hygiene & Tropical Medicine, Reino Unido, que realizó una presentación sobre el impacto del cambio climático en la salud humana.

Wilkinson se refirió  a los efectos directos del cambio climático sobre la salud, y a la eficacia de motivar las medidas contra el cambio climático  poniendo el foco sobre la salud humana, ya que es un reclamo de mayor impacto (y hay estudios que lo prueban).

Educación y sensibilización sobre el cambio climático

La importancia de la educación y sensibilización sobre el cambio climático quedó manifiesta en una mesa en la que participaron Silvia Albareda, Directora de Sostenibilidad, Universitat Internacional de Catalunya, Vicente Bellver, Catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política. Universitat de València y Carmen Valor, Coordinadora del Grupo de Investigación sobre Empresa, Economía y Sostenibilidad (ESOST), Universidad Pontificia Comillas.

Entre los tres surgió un apasionado debate sobre la importancia de llevar a cabo acciones desde la infancia para fomentar el respeto y la protección del medioambiente, aunque quedó patente que, si bien es necesario, los resultados de las intervenciones en las aulas no se manifiestan con la urgencia que la emergencia climática requiere.

Tras la Clausura del congreso tuvo lugar la inauguración de la exposición ‘Ecodistopías’ del artista Hugo Martínez-Tormo, en la sala de la Muralla del Ilustre Colegio de Abogados de Valencia (ICAV), con el objetivo de que los espectadores tomen conciencia sobre la magnitud de la contaminación en los mares y la necesidad de tomar medidas urgentes para revertir el problema medioambiental actual.

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